martes, 2 de junio de 2015

Hay que reconsiderar las recompensas (II)

La idea centra es que las personas adoptan una conducta porque ésta les producirá recompensas. Además, conforme ha ido evolucionando el concepto de la implantación de la estrategia, muchas personas han argumentado que es necesario ligar la consecución y la implantación de metas y planes estrategicos a un sistema específico de recompensa. Los gerentes, para poner en práctica planes estrategicos a largo plazo, reciben recompensas años despues de que se dio, de hecho, su aplicación. Aunque en el capitulo 16 se hará un estudio más profundo de la motivación, cuando menos un autor sobre  la administración ha cuestionado la idea misma de las recompensas y los incentivos.

Alfie Kohn, en Punished by Rewards: The Trouble with Gold Stars, Incentive  Plans, A's, Praise, and Other Bribes, ha argumentado que cualquier enfoque que ofrezca  una recompensa por lograr mejores resultados está destinado al fracaso. Expone cuatro motivos que explican por qué la idea es mala. En primer lugar, las recompensas son una forma de castigo. Cuando uno no obtiene una recompensa es como si recibiera un castigo y cuando obtiene uno, es fácil llegar a resentir el control que significa. LA persona que concede la recompensa ejerce fuerza y control sobre uno cuando concede la recompensa. Cuando existe una zanahoria, una recompensa, también hay un palo castigo. Harry Levinson, teórico de la administración, dice que lo único que puede imaginar la gente entre el palo y la zanahoria de un borrico o asno. El usar recompensas y castigos, por tanto, es tratar a las personas como equivalentes a burros, en este sentido.

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