viernes, 27 de junio de 2014

El techo de Cristal

Aunque ahora la población trabajadora incluye  a más mujeres que nunca, estas, en gran medida, todavía ocupan puestos menores. Sólo hay un puñado de mujeres que han llegado a ser ejecutivas importantes de compañias grandes. Algunos estudios estiman que los hombres ocupan  97 por ciento de los puestos altos, mientras que las mujeres ocupan menos del 0.5 por ciento de los puestos directivos y ejecutivos, mejor remunerados, de las 1000 empresas más importantes de Estados Unidos.

Para la mujer (y también para las minorías), conseguir su contratación sólo representa un primer paso; conseguir ascensos dentro de la empresa suele ser un desafío mucho mayor. Les resulta verdaderamente difícil conseguir ascensos para puestos altos. Esta situación se suele llamar el síndrome del techo de cristal; es decir las mujeres y las minorías pueden ver que existen oportunidades en puestos gerenciales altos, pero se presentan obstáculos, aparentemente invisibles, para que los alcancen. Muchas de las decisiones para ascender a alguien a un puesto alto se basan en intangibles, como la medida en que los altos mantos aceptan a dicha persona. Por regla general, uno se siente más cómodo con las personas que tienen intereses y antecedentes similares a los propios. El techo de cristal  se conserva  porque, inadvertidamente, la mujer queda excluida de actividades que por tradición casi le han correspondido sólo a los hombres, como las charlas sobre golf y deportes.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario