martes, 29 de abril de 2014

La guerra de los Helados: David y Goliat (IV)

El espíritu emprendedor es un ejemplo más de cómo se mueve la gente del mundo de las empresas y de cómo dan forma a las relaciones en un tiempo y lugar específicos. Los emprendedores sacuden los patrones de las relaciones y deben reaccionar con rapidez (de nueva cuenta, el tiempo) a las reacciones de sus nuevas contrapartes en el mercado. Sobre decir que el espíritu emprendedor no es fácil. Charles Burck, en una nota de Fortune, describió con estas palabras las pruebas que pasan los emprendedores.

Es vivir sin red de seguridad, con emociones y peligros. Los errores se pagan con un castigo despiadado. Cuando la competencia arrecia, las pequeñas empresas son las primeras en resentirla. Es muy difícil conseguir financiamiento, en ocasiones imposible. Los costos regulatorios duelen más en compañias que tienen menos reservas; una de las razones que explica el crecimiento lento. Los dueños se pasan la noche despiertos por las preocupaciones... Empero, el sector emprendedor prospera.

Los emprendedores inventan organizaciones. Sin embargo, cuando las organizaciones quedan establecidas, este espíritu de cambio y peligro no debe terminar, como se verá a continunación, bajo el título "cómo reinventar las organizaciones"

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