De hecho, en los 15 años transcurridos desde la desregulación, ninguna línea aérea había podido reducir sus costos laborales sin recurrir a la amenaza de reducir su tamaño o la protección de la quiebra. En algunos casos, los costos no bajaron sino hasta que las amenazas se convirtieron en realidad. Wolf no quería que ello ocurriera en United.
Además, la línea aérea se había visto afectada por graves problemas en sus relaciones obrero-patronales. A mediados de los años ochenta, los pilotos de United estallaron una enorme huelga que, en última instancia, dio por resultado que Richard
Ferris abandonara la presidencia del consejo de UAL Corp., la matriz de United. En diciembre de 1993, justo antes del contrato para trasladar el dominio de la compañía a manos de los empleados de United, los mecánicos del aeropuerto de San Francisco transportaron un féretro, por la pista de aterrizaje, con el nombre de Wolf inscrito en él. De hecho, el sindicato había decidido que Wolf se retirara de su puesto.
-Pienso que el motivo principal por el cual el señor Wolf no debe ser director ejecutivo es que, al hablar con él, se nota que no está dispuesto a aceptar que los empleados sean propietarios -explica Roger Hall, dirigente del sindicato de pilotos de United-. Wolf es el tipo de persona que tiene el control y quiere dirigir. Al parecer no le interesa mucho la información que le proporcionan los empleados.
Ala luz de lo anterior, Wolftomó una decisión. La única forma de lograr que el sindicato apoyara su plan para reducir costos era ofreciendo el dominio a los empleados de United, y la única forma para que los empleados fueran propietarios era mediante su renuncia. Se dio cuenta de que los cambios que necesitaba United para sobrevivir no ocurrirían mientras el fuera director general. Por tanto, abandonó la empresa con objeto de salvarla.
-¿Me gustaría estar ahí, montado en esa diligencia? -dice Wolf meditabundo-. Claro que sí, pero las cartas no dicen eso.
La única forma en que Wolf podía triunfar como directivo era mediante su renuncia. Él tuvo la idea, pero realizar su planes correspondía a otros.
Wolf tenía mucha fe en la idea de los empleados propietarios y en el concepto de delegar facultades. Cuando los empleados tienen invertido algún interés en la empresa, trabajan más y mejor, asimismo disfrutan más de su trabajo.
-Los beneficios que se derivan [de que los empleados sean dueños] son muchísimos -comenta Wolf-. Desaparece la animadversión de los trabajadores. Ahora, ustedes son los dueños de la empresa. Ustedes entienden la importancia de que las acciones suban y lo que ello representa para ustedes.
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