jueves, 6 de febrero de 2014

La posición relativa actual y la vista hacia adelante

La competitividad se puede referir al grado de preparación que tiene un país para su interacción competitiva a futuro. En este sentido, ser competitivo significa tener posibilidades para ganar en las competencias que vendrán. El incendio de Sumitomo afectó las posibilidades de triunfo de una serie de jugadores de la industria porque tuvieron que enfrentar costos más elevados.

Hoy, en círculos políticos y empresariales, muchas veces se habla de varias mediciones para estos criterios. Una es el costo de la mano de obra de un país. Cuando se habla de relajar las barreras comerciales internacionales, una estadística que se cita con frecuencia es la cuestionable competitividad del costo de la mano de obra en Estados Unidos, en comparación con los salarios más bajos de otros países, por ejemplo México. El tema es motivo de algunas contraversias y de un dilema ético para los gerentes cuando las empresas que buscan personal con salarios más bajos cierran fábricas en Estados Unidos y trasladan sus instalaciones de producción a otros países. Otra de las mediciones para este criterio es el grado de estudios de la población, económicamente activa de un país. Los representantes de los gobiernos que pretenden atraer inversiones nuevas para sus economías muchas veces hablan, por ejemplo, de procentajes de alfabetismo y mano de obra especializada.

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