miércoles, 19 de febrero de 2014

Después de la Unión Soviética (II)

El desmoronamiento de la Unión Soviética y la salida de Gorbachov de su puesto-acelerada por un fallido golpe de estado en agosto de 1991- han creado bastante incertidumbre en cuanto a las oportunidades para los negocios globales en esa parte del mundo. Boris Yelstin, rival de Gorbachov y presidente de la nueva República de Rusia, ha jurado que proseguirá con las reformas democráticas y fomentando una economía libre de mercado.

Los países de Europa Oriental, antes sujetos a la influencia soviética, también prometen oportunidades, y la desaparición del Muro de Berlín se ha convertido en símbolo de grandes avances hacia la democracia. La reunificación de Alemania ha confirmado que la economía se reestructurá en la que fuera Alemania del Este, y las inversiones realizadas por General Electric y General Motors en Hungría, así como otros proyectos en Polonia tienen a todo el bloque oriental inmerso en la actividad económica. Un problema que están teniendo muchas empresas que tratan de trabajar en los países que se acaban de abrir radica en los recursos humanos y el personal administrativo. Además del idioma y las barreras culturales existen otros grandes retos, entre ellos la ausencia de una infraestructura eficiente para los negocios y la comunicación; la falta de empleados con una serie de habilidades; el entiende en Occidente (pues la mayor parte de las decisiones de contratación eran tomadas por el gobierno) y la dificultad para encontrar gerentes dispuestos a trasladarse a otro pais.

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