En los anteriores posts, se dijo que, en la actualidad, la administración está sujeta a reconsideración. Uno de los grandes motivos para este nuevo análisis es el cambio producido por fuerzas y presiones ajenas alas organizaciones. En la década de 1970, el mundo se estremeció con el impacto de los precios del petróleo que se cuadruplicaron y las organizaciones, desde General Motors hasta la Oficina de Correos, tuvieron que decidir cómo reconfigurarse para absorber esta circunstancia externa. En la década de 1980 se vivió el cambio drástico del campo de juego, que pasó de local a global, y fuertes organizaciones de Japón. Corea, Europa y otras zonas intensificaron su competencia por los mercados de todo el mundo. En la década de 1990, las nuevas tecnologías de la comunicación y el procesamiento de información (desde baratos aparatos de fax y computadores portátiles, hasta novedosas computadoras superpotentes), así como las transformaciones geopoliticas revolucionaron nuestra concepción de las organizaciones. De hecho, todos estos factores, y muchos más, forman parte del ambiente de las organizaciones que los gerentes deben tomar en cuenta.
Al mismo tiempo, nació una preocupación mundial por el ambiente natural alentada por los desastres ambientales, el descubrimiento de un hoyo en la capa de ozono que cubre a la tierra y el aumento de la contaminación, así como todas las otras formas de degradación del ambiente. El nuevo ambientalismo ha invadido el mundo, representado por la Reunión Cumbre de la Tierra, sostenida en Rio de Janeiro en 1992, que captó una atención sin precedentes para los problemas del ambiente que compartimos todos.
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