Estas son apenas algunas posibles fuentes de poder. Son muchas las formas en que una persona puede influir en otra. El hecho de poseer algunas de ellas o todas no garantiza la capacidad para influir en personas concretas, de manera específica. Por ejemplo, un administrador puede contar con el respeto y la administración de los empleados en su calidad de experto en su ramo y, sin embargo, no tener capacidad para influir en ellos para que sean más creativos o que lleguen a trabajar puntualmente. Por tanto, es clave el papel que desempeña el influido en la aceptación o el rechazo de la tentativa influencia.
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