Se presenta cuando un empleado o influido reconoce que el influyente tiene derecho a ejercer influencia, dentro de ciertos límites. Asimismo, implica que el influido tiene la obligación de aceptar este poder. El derecho que tiene el gerente de establecer horarios laborales razonables es un ejemplo de poder legítimo "descendente". El vigilante de una planta puede tener autoridad "ascendente" y requerir que incluso el presidente de la compañia presente un documento de identificación antes de que se le conceda permiso para entrar a un local.
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