Cuando los clorofluorocarbonos (CFC) son liberados a la atmosfera y se descomponen, liberan moléculas de cloro, que destruyen a las moléculas de ozono, lo que produce un desgaste de la capa de ozono que cubre a la Tierra. Si la capa protectora de ozono se adelgaza demasiado, entonces la perjudicial radiación de los rayos ultravioleta conducirá al aumento de los cánceres de la piel. El agotamiento del ozono llevó a un acuerdo internacional para limitar la producción de CFC y, en algunos paises, a prohibirlos completamente.
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