El principio de caridad, suponia que los miembros más afortunados de la sociedad debían ayudar a los menos afortunados, entre ellos a los desempleados, los minusválidos, los enfermos y los viejos. Estos infortunados podían recibir, ayuda, directa o indirecta, por medio de instituciones como iglesias, casas de asentamiento y (a partir de 1920) el movimiento del Arca Comunitaria. Sobra decir, que los propios ricos decidían cuánto dar y qué, al principio, se consideraba que la caridad era obligación de las personas y no de la empresa misma. No obstante, para la década de 1920, las necesidades de la comunidad superaban incluso la fortuna de los ricos más generosos y se esperaba que las empresas contribuyeran con sus recursos a las obras de caridad para los infortunados. El propio Carnegie practicaba lo que predicaba, donando millones de dólares para obras de caridad y civicas.
domingo, 8 de diciembre de 2013
Andrew Carnegie y el Evangeliio de la riqueza
El principio de caridad, suponia que los miembros más afortunados de la sociedad debían ayudar a los menos afortunados, entre ellos a los desempleados, los minusválidos, los enfermos y los viejos. Estos infortunados podían recibir, ayuda, directa o indirecta, por medio de instituciones como iglesias, casas de asentamiento y (a partir de 1920) el movimiento del Arca Comunitaria. Sobra decir, que los propios ricos decidían cuánto dar y qué, al principio, se consideraba que la caridad era obligación de las personas y no de la empresa misma. No obstante, para la década de 1920, las necesidades de la comunidad superaban incluso la fortuna de los ricos más generosos y se esperaba que las empresas contribuyeran con sus recursos a las obras de caridad para los infortunados. El propio Carnegie practicaba lo que predicaba, donando millones de dólares para obras de caridad y civicas.
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